En los últimos años, la rivalidad entre taxistas tradicionales y las plataformas de transporte como Uber y Didi ha generado tensiones en diversas ciudades del mundo.
En México, esta competencia ha alcanzado un nuevo punto de inflexión, especialmente después de que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) decidió suspender una propuesta de reforma que permitiría a las aplicaciones de transporte recoger pasajeros en los aeropuertos del país. Este tema ha avivado el debate sobre la competencia justa, la modernización del transporte y los intereses de los taxistas tradicionales.
La reforma suspendida:
¿Qué proponía?La propuesta de reforma de la SICT buscaba legalizar la operación de las plataformas de transporte en los aeropuertos de México. Actualmente, en la mayoría de los aeropuertos, solo los taxistas autorizados pueden recoger pasajeros, mientras que Uber, Didi y otras aplicaciones solo pueden dejarlos, pero no pueden hacer viajes de retorno.
La reforma pretendía equiparar el acceso a las aplicaciones de transporte con los servicios tradicionales de taxis, permitiendo que los usuarios pudieran solicitar servicios de estas plataformas al llegar a los aeropuertos, tal como sucede en varias ciudades del mundo.
Este cambio fue visto como un paso hacia la modernización y la mejora de la movilidad en los aeropuertos, lo que permitiría a los viajeros contar con más opciones de transporte, una mayor accesibilidad, y posiblemente tarifas más competitivas. Sin embargo, la propuesta generó una fuerte oposición por parte de los sindicatos y grupos de taxistas, que ven en estas plataformas una amenaza a su forma de subsistencia.
Resistencia de los taxistas tradicionales
Los taxistas tradicionales argumentan que las plataformas de transporte operan bajo condiciones regulatorias menos estrictas, lo que les da una ventaja competitiva injusta. Mientras que los taxistas deben cumplir con licencias especiales, regulaciones de tarifas y costos adicionales para operar en aeropuertos, las plataformas como Uber y Didi tienen mayor flexibilidad en estos aspectos, lo que ha generado un creciente malestar entre los conductores de taxis convencionales.
En este contexto, las protestas y bloqueos de taxistas han sido recurrentes en varias ciudades de México, y el conflicto en torno a la posible reforma aeroportuaria intensificó las tensiones. Los taxistas han señalado que la entrada de Uber y Didi a los aeropuertos implicaría una reducción significativa de sus ingresos, ya que una gran parte de su clientela en estos lugares proviene de viajeros que necesitan transporte inmediato.Argumentos a favor de las plataformas
Por otro lado, los defensores de las plataformas de transporte destacan que la competencia beneficia a los consumidores, quienes tendrían más opciones para moverse y podrían acceder a precios más bajos. Los usuarios de Uber y Didi también subrayan la conveniencia de poder solicitar un viaje a través de su teléfono, evitando largas esperas y mejorando la experiencia de transporte en aeropuertos, donde a menudo hay alta demanda de servicios de movilidad.Además, las aplicaciones de transporte han implementado sistemas de seguridad y transparencia, como la identificación del conductor, la posibilidad de calificar el servicio y el uso de GPS para seguir el trayecto en tiempo real, elementos que, según sus usuarios, otorgan mayor confianza y comodidad.La decisión de la SICT
Ante la creciente presión de los gremios de taxistas y las manifestaciones que se suscitaron a raíz de la posible reforma, la SICT decidió suspender la implementación de la medida. Según el comunicado oficial, la suspensión se debe a la necesidad de realizar más consultas con los distintos actores involucrados y evaluar los impactos que la reforma podría tener sobre los taxistas, las plataformas de transporte y los consumidores.
La suspensión de la reforma no ha calmado por completo las tensiones, ya que los taxistas continúan exigiendo que las aplicaciones de transporte sean sometidas a las mismas regulaciones que ellos, mientras que las plataformas y sus usuarios reclaman mayor flexibilidad y modernización en la prestación de servicios.Un conflicto que sigue abierto
La decisión de la SICT ha dejado claro que el conflicto entre taxistas y plataformas de transporte está lejos de resolverse. En el centro de la discusión están cuestiones fundamentales sobre el derecho a la competencia, la modernización del sector de transporte y la necesidad de proteger el sustento de los trabajadores tradicionales.
La regulación del transporte en los aeropuertos es solo uno de los muchos frentes en los que se libra esta batalla. Mientras los taxistas siguen defendiendo su posición y las plataformas de transporte presionan por mayor acceso, los usuarios siguen siendo los actores más afectados, ya que las decisiones futuras definirán las opciones de movilidad disponibles en las principales terminales aéreas del país.
Es evidente que la modernización del transporte es inevitable, pero el desafío está en encontrar un equilibrio que garantice una competencia justa, proteja los derechos de los trabajadores tradicionales y brinde a los usuarios las mejores opciones posibles. La suspensión de la reforma por parte de la SICT puede ser vista como una oportunidad para repensar un modelo más inclusivo y sostenible que permita la coexistencia de ambas formas de transporte en los aeropuertos y otros espacios clave.