La ola de violencia e inseguridad que azota al Estado de México ha cobrado una nueva víctima: los vendedores de pollo. En los últimos meses, se han reportado varios casos de secuestro, extorsión y asesinato de trabajadores dedicados a la venta de este producto en el municipio de Toluca y sus alrededores.
Según las denuncias de los afectados, los responsables de estos crímenes serían integrantes de La Familia Michoacana, un grupo delictivo que opera en la región y que les exige el pago de «derecho de piso» o la compra exclusiva de pollo a su proveedor, bajo la amenaza de sufrir las consecuencias.
Uno de los casos más recientes ocurrió el pasado 23 de diciembre, cuando cuatro empleados de una empresa de pollo fueron privados de la libertad por hombres armados en la colonia San Buenaventura¹. Los familiares de las víctimas denunciaron el hecho ante las autoridades, pero hasta el momento se desconoce su paradero.
Otro caso se registró el 13 de noviembre, cuando dos distribuidores de pollo fueron ejecutados a balazos afuera de la plaza comercial «Brisa», en la delegación Santiago Tlacotepec⁶. Los testigos relataron que los agresores llegaron en una camioneta y dispararon contra los trabajadores, que se encontraban en una camioneta con el logotipo de la empresa.
Estos hechos se suman a los que ya habían sido denunciados por los vendedores de pollo en el Valle de Toluca, quienes el 26 de noviembre se manifestaron a las afueras de la Procuraduría mexiquense para exigir seguridad y justicia⁴. Los inconformes señalaron que recibían constantes llamadas y mensajes de extorsión de parte de sujetos que se decían pertenecer a La Familia Michoacana.
Ante esta situación, muchos polleros dejaron de vender esta semana, por temor a ser atacados o secuestrados. Otros optaron por cambiar de ruta o de horario, para evitar ser detectados por los delincuentes. Sin embargo, algunos aseguran que esto no es suficiente, pues los extorsionadores los tienen bien ubicados y vigilados.
Los vendedores de pollo piden a las autoridades que refuercen la seguridad en la zona y que investiguen a fondo estos casos, pues temen que se trate de una red de crimen organizado que busca controlar el mercado de este producto. Asimismo, solicitan que se les brinde protección y apoyo, pues su actividad es su único sustento.
Los vendedores de pollo son un sector vulnerable y esencial para la economía local, pues ofrecen un alimento accesible y de calidad a la población. Sin embargo, su trabajo se ha visto amenazado por la violencia y la impunidad que prevalecen en el Estado de México, donde la vida y la dignidad de las personas valen menos que un pollo.
Autor: Andrea
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