Un joven que fue reclutado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) narró su experiencia en un crematorio clandestino ubicado en Teuchitlán, Jalisco. Este lugar, conocido como Rancho Izaguirre, funcionaba como centro de adiestramiento y exterminio para jóvenes engañados con falsas ofertas de empleo.
El sobreviviente relató que, al llegar al rancho, se encontró con más de 200 jóvenes en condiciones de hacinamiento, durmiendo «de cucharita», unos encima de otros. Las instalaciones contaban con baños, cuartos, cocina y un altar a la Santa Muerte, elaborado por los mismos reclutas. Diariamente, eran obligados a cavar pozos y cortar leña como parte de sus tareas.
Los jóvenes que no soportaban el arduo entrenamiento, el hambre, el sol o los castigos corporales eran asesinados y sus cuerpos desmembrados en una construcción de techo rojo al fondo del predio. Posteriormente, los restos eran incinerados en hornos crematorios clandestinos y enterrados en fosas comunes.
Este testimonio salió a la luz después de que el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco descubriera el rancho en marzo de 2025, encontrando hornos crematorios, fosas con restos humanos y pertenencias de las víctimas, como ropa, maletas y calzado. Las autoridades habían intervenido el lugar en septiembre de 2024, pero no lo inspeccionaron a fondo debido a su gran tamaño.
El CJNG utilizaba falsas ofertas de empleo para atraer a jóvenes en busca de trabajo, citándolos en centrales camioneras de Tlaquepaque y Zapopan. Una vez reclutados, eran llevados al rancho para su entrenamiento forzado. Aquellos que se negaban o intentaban resistirse eran asesinados en el lugar.
Este caso pone de manifiesto las tácticas crueles del CJNG para reclutar a jóvenes y la necesidad de una investigación exhaustiva por parte de las autoridades para desmantelar este tipo de operaciones y brindar justicia a las víctimas y sus familias.
Autor: Andrea
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