La Dra. Mindy Pelz, reconocida experta en ayuno intermitente y salud hormonal, ha llamado la atención con una afirmación sencilla pero poderosa: “Si cenas al menos 3 horas antes de dormir, la insulina baja a tiempo. Pero si cenas tarde, se cruza con la melatonina y el cuerpo guarda esa energía como grasa.”
Pero ¿qué significa esto y por qué es tan importante?
La conexión entre insulina y melatonina
Para entender el impacto del horario de la cena, primero hay que conocer dos hormonas clave:
Insulina: Se libera después de comer para procesar los azúcares en la sangre y llevar la energía a las células.
Melatonina: Se activa con la oscuridad y le dice a tu cuerpo que es hora de dormir.
El problema surge cuando estas dos hormonas se “cruzan”. Si cenas muy tarde, justo antes de dormir, la insulina todavía está tratando de manejar la comida, pero la melatonina ya está elevándose para iniciar el sueño. En este estado, el cuerpo se vuelve menos eficiente para procesar la glucosa y es más probable que esa energía se almacene en forma de grasa.
¿Por qué cenar temprano ayuda?
Cenar al menos tres horas antes de irte a la cama le da al cuerpo tiempo suficiente para:
Procesar correctamente los alimentos.
Estabilizar los niveles de insulina.
Entrar en un estado de quema de grasa durante la noche.
Esto no solo favorece el control del peso, sino también una mejor calidad del sueño, ya que el sistema digestivo no está trabajando al máximo justo cuando el cuerpo necesita descansar.
¿Qué puedes hacer?
Establece un horario fijo para cenar, idealmente antes de las 8:00 p.m.
Evita snacks nocturnos, especialmente aquellos altos en azúcar o carbohidratos.
Respeta al menos 3 horas de ayuno antes de dormir.
Este pequeño cambio de hábito puede ser una herramienta poderosa si estás buscando mejorar tu metabolismo, controlar tu peso y dormir mejor.
